Cómo pensar como un empresario
¿Qué significa pensar como un empresario? La respuesta a esta pregunta varía en función de cada persona, ya que no hay dos empresarios iguales, ni que piensen igual.
La verdad es que no hay una respuesta correcta o incorrecta a esta pregunta. Sin embargo, algunos empresarios pueden preguntarse si hay formas de adaptarse para adoptar una mentalidad más empresarial. Independientemente de la fase en la que se encuentre su pequeña empresa, ¿qué hace falta para pensar como un empresario?
1. Adoptar un movimiento y un pensamiento ágiles
Me gusta la palabra «ágil». La he utilizado a menudo para describir mi negocio y a los miembros de mi equipo. Ser ágil significa ser ligero de pies. Eres rápido para aceptar los retos y pasar a la acción, física y mentalmente.
Puede que no lo parezca, pero ser ágil le diferencia de la competencia. Muchas empresas no son ágiles. Hacer cambios, aunque sean pequeños, a menudo se convierte en una lucha. A veces resulta tan difícil establecer y aplicar el cambio que la empresa no lo hará. En su lugar, se aferrarán a lo que saben que ya funciona.
Si quieres adoptar una mentalidad más emprendedora, deja espacio para ser más ágil en el pensamiento y el movimiento. Prepárate para aprender sobre nuevas iniciativas, dispuesto a hacer una prueba y entusiasmado por ajustar tu rutina para dar paso a algo nuevo.
2. «Haz una cosa cada día que te asuste»
Todo empresario debería tener esta cita de Eleanor Roosevelt en un lugar visible. Reflexiona por un momento sobre su significado. Esta cita no debe llevarse al extremo literal, como hacer paracaidismo o correr con los toros. A veces son las pequeñas cosas, como enviar un correo electrónico de presentación o asistir a un evento de networking, las que más nos intimidan.
Eso es algo bueno. El espíritu empresarial tiene que ver con el riesgo. Es un riesgo iniciar un negocio y dejar atrás la comodidad y la estabilidad de los cheques regulares y los horarios de trabajo de 9 a 5. No se supone que una empresa nueva experimente una navegación perpetua sin problemas en todas las etapas del negocio.
Perseguir tu sueño no debe ser como lo habías imaginado. No tengas miedo de decir que sí a más riesgos, aunque te dé miedo. Pulsa «enviar» en ese correo electrónico y preséntate en un evento de networking. Da el primer paso con confianza. Cuanto más lo hagas, más descubrirás que las pequeñas tareas que antes te ponían nervioso ahora te dan poder.
3. Mantener una mentalidad de agallas
El año pasado, envié un correo electrónico a mi equipo en el que pedía a todos que opinaran sobre la respuesta a la pregunta «¿Cuál es la clave del éxito?» Las respuestas que recibí fueron increíblemente reflexivas. Investigué un poco por mi cuenta para ver cuál es la «clave» del éxito, y en realidad es una combinación de persistencia, pasión y resistencia. Todos estos rasgos se suman a la verdadera clave del éxito: las agallas.
Suena un poco asqueroso tener «agallas», como si estuvieras un poco sucio y raspado. Sin embargo, la realidad es que tener agallas significa ser un poco atrevido. El valor es lo que te hace más fuerte. Es la pasión por alcanzar objetivos a largo plazo y mantener la fortaleza mental y el coraje necesarios para conseguirlos.
El camino hacia el éxito no es un sendero recto para pasear. La mayoría de las veces, los empresarios se caen del caballo y tienen que volver a levantarse y subirse. Luego, vuelven a ser derribados y repiten el proceso una y otra vez. Si no tienes agallas, agitas una bandera blanca o tiras la toalla. Sin embargo, los empresarios que tienen agallas lo revelan en su personalidad. Probar, fracasar y volver a probar les ha permitido crecer y aprender de sus errores.
Lo mejor de todo es que cuanto más trabajes en lo que te gusta, más fácil te resultará hacerlo y seguir adelante.