Empezar de forma inteligente: valiosos consejos para el éxito de la pequeña empresa
Hay pocas empresas más difíciles, o más gratificantes, que la puesta en marcha de un negocio propio. Pregunte a cualquier persona que conozca que haya puesto en marcha su propia empresa y todos le dirán que hay innumerables pequeñas dificultades y escollos que hay que evitar en el camino hacia el éxito. Incluso los que han llegado al fracaso (y muchos no lo consiguen en su primer intento) seguirán teniendo una gran cantidad de conocimientos que impartir a partir de su experiencia.
El éxito viene acompañado de más pruebas, especialmente cuando se trata de la gestión financiera. Esto es lo que muchos propietarios de empresas se dan cuenta una vez que han conseguido poner en marcha su idea. Un buen comienzo sigue siendo sólo eso: un comienzo.
Echemos un vistazo a algunas de las pepitas de sabiduría que todos los que intentan dirigir una operación exitosa, ya sea a pequeña o gran escala, harían bien en tomar nota.
Tenga a mano algunas reservas de efectivo
Todas las empresas se enfrentan a dificultades en algún momento de su vida. La capacidad de capear el temporal dependerá a menudo de la capacidad de acceder a algunas reservas de efectivo de emergencia para mantener la empresa a flote en los tiempos difíciles. En muchos casos, el acceso a las facilidades crediticias de las instituciones financieras puede no ser una opción viable para una pequeña empresa que aún está empezando.
Además, la ayuda necesaria podría ser demasiado escasa y llegar demasiado tarde para salvar a su empresa de la calamidad a la que se enfrenta. Incluso aquellos que comercian con productos básicos para su sustento diario tienen reservas de emergencia disponibles para ayudar a amortiguar sus operaciones más arriesgadas. Déjese guiar por la misma sabiduría. Procure tener siempre a mano una cantidad razonable de dinero que pueda utilizar en caso de emergencia.
La planificación es la clave
Como se dice, no planificar es planear el fracaso. Esto es demasiado cierto cuando se trata del mundo de los negocios. No puedes esperar alcanzar tus objetivos si no los has fijado desde el principio.
Dirigir tus operaciones con una estrategia financiera a medias, o sin estrategia alguna, es una receta segura para el desastre. Puede que tengas la suerte de sobrevivir sin un objetivo claro durante un tiempo, pero la suerte siempre se acaba. Establece objetivos y presupuestos anuales o trimestrales y haz todo lo posible por ceñirte a ellos para prevalecer.
Evitar gastos innecesarios
Cuando se trata de dirigir un negocio, uno de los puntos más importantes que hay que tener en cuenta es el hecho de que debe ofrecerte un retorno rentable de tu aportación para que se pueda considerar un éxito. No estás dirigiendo una obra de caridad. Esta realidad, cuando se tiene en mente como propietario de un negocio, debería informar de su compromiso de mantener sus gastos lo más bajos posible. Al mantener los gastos generales al mínimo, te das a ti mismo y a tu empresa espacio para respirar y crecer de forma rentable.
No gastes de forma extravagante en mobiliario de oficina si diriges una empresa online, y resiste el impulso de pagar a tus empleados sueldos excesivamente generosos, incluso si los consideras tu familia. Usted quiere que su empresa sea un éxito, y esos mismos empleados serán los mayores beneficiarios si eso se hace realidad, así que no tenga miedo de apretar las tuercas, especialmente en las primeras etapas de su crecimiento. La recompensa, cuando llegue, será mucho más dulce.
Organice sus sistemas contables
Toda empresa necesita llevar un control adecuado del dinero que entra y del que sale. Si no se hace así, se corre el riesgo de que se pierda el sentido de la gestión de un negocio, ya que no se tendrá una forma clara de saber si la empresa está funcionando como debería o si se está tirando la inversión. Ya sea en formato impreso o digital, es obligatorio llevar un registro de cuentas.
Demarcar claramente los fondos empresariales y personales
Uno de los mayores errores de novato que cometen los propietarios de pequeñas empresas es gestionar sus operaciones como si fueran huchas personales. No ven el daño que supone echar mano de las finanzas de su empresa para hacer frente a gastos personales como el alquiler u otras compras menores. Aunque siempre se prometen a sí mismos que devolverán el dinero a la cuenta de la empresa, la realidad es que estos hábitos pueden volverse en contra de uno, pudiendo estropear todo el régimen presupuestario, y potencialmente condenar a la empresa.
La disciplina es el principio fundamental en este caso: no recurras a las cuentas de tu empresa para gastos personales.